Domaine Marsal
Aceite de oliva virgen extra ecológico.

Nuestra Historia

La familia Marsal produce aceite de oliva virgen extra desde el siglo XVIII. Nuestro saber hacer y una tierra con características

bioquímicas óptimas, nos permiten producir un aceite de oliva excepcional.

Nuestro olivar beneficia de una perfecta exposición al sol, en un terreno en pendiente, con la proximidad del mar y un suelo libre de contaminantes. Estos elementos lo convierten en un terreno idóneo que nos permite producir un aceite de gran calidad con aromas complejos.

Nuestro aceite de oliva es fruto de una larga tradición olivarera de nuestra región, que se remonta al siglo XIV. Nuestros olivos, centenarios, se tratan con mucho cuidado. Nuestro cultivo es respetuoso con el medio ambiente, por lo que no se utilizan productos químicos. Contamos con la certificación ecológica desde el otoño de 2022.

Nuestra finca está situada en el municipio de pueblo de El Perelló, al sur de Cataluña, en la provincia de Tarragona.

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Oliveraie Marsal

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Notre Huile

Un aceite de excepción

Nuestro aceite de oliva artesano, de primera presión en frío, es un producto elaborado con amor por la familia Marsal. Utilizamos nuestro saber hacer desde hace más de dos siglos para ofrecerle un producto de una gran calidad gustativa y nutritiva.

Las aceitunas se recogen a mano y se prensan el mismo día de su recolección para garantizar un nivel de acidez muy bajo. El cultivo está libre de pesticidas y no se añaden aditivos al producto final.

Ofrecemos a nuestros clientes dos aceites típicos catalanes. El primero es un aceite monovarietal, de la variedad Arbequina, una aceituna que produce un aceite de gran finura con aromas sutiles y delicados. Este aceite dulce se caracteriza por notas aromáticas muy afrutadas de manzana y plátano.

También ofrecemos nuestro "assemblage" de las variedades Arbequina, Salivenca y Morruda. Este "assemblage", elaborado con aceitunas recogidas en noviembre, confiere a nuestro aceite más carácter y aromas más intensos.

El proceso de maduración se sitúa, por tanto, entre el frutado verde y el maduro. Este proceso permite que nuestro aceite desarrolle una gran complejidad aromática.

Encontramos notas herbáceas y vegetales, luego la frescura inicial en boca da paso a la dulzura de la almendra, la manzana y las notas de madera.

El ardor de nuestros aceites está presente, pero es delicado. El amargor es discreto. Estas características son el signo infalible de un gran aceite de oliva.